Miro esta fotografía y me encantaría emocionarme y observar cada una de las cosas del día a día tanto como la primera vez. Muchas veces perdemos la ilusión por no hacer un alto en el camino, sin prisas, sin presión.
Hace unas semanas hicimos una pequeña escapada a Köln dónde tenemos a los tios molones viviendo, es la segunda vez que visitaba la ciudad y a vuelto a sorprenderme.
Kóln es la ciudad más antigua de Alemania y se encuentra situada en la cuenca del río Rhin. En la ciudad se cruzan variados tipos de clima, como el templado marítimo y el continental, trayendo suaves inviernos y cálidos veranos, pero os puedo asegurar que durante los días que pasamos allí hizo un calor terrible. El mayor problema que nos encontramos es que no están acostumbrados a tanto calor y por ello en la mayoría de trenes, restaurantes o locales no encuentras aire acondicionado. Y que decir de pedir hielo, eso ni lo conocen.
Una de las cosas que más impresionó fue el Dom (Catedral), impactan sus dimensiones y es una de las obras góticas más bonitas que he visitado. Además a los más pequeñines les encantará saber que según dicen «Los Tres Reyes» magos descansan aquí dentro.
Una de las muchas cosas buenas de viajar con niños es la capacidad de convertir esos días en mágicos, encontrando sitios como el parque de la imagen. Una laguna en medio de la ciudad dónde los más pequeños enfangados hasta arriba, descalzos y trotando por todos lados eran felices. Quién dijo que necesitábamos playas o piscinas para superar el calor.
Mis pequeños se descalzaron como uno más y fueron capaces de comunicarse sin entender el idioma, jugando y compartiendo ese momento único.
Estando en Kóln no hay que dejar de visitar el Museo de Chocolate, la orilla del rio Rhin, Kolumba Museum, el Altstadt (Casco Antiguo) y sobretodo hay que probar su famosa Curry Wurst.
Nosotros el último día aprovechamos para hacer unas compras pero casi nos pasamos la tarde en la Lego Store. Me encanta!
A disfrutar como niños!
Behind llana 